Roberto Juarroz ( Buenos Aires, 1925-1995) manifiesta en su poesía, a través de un tono irónico, entrecortado y sugerente, la síntesis de un sentimiento de lo cotidiano y un concentrado rigor intelectual, que ponen al lector en contacto con una forma de expresión singular. Sus poemas me parecen de lo más alto que se ha escrito en español en estos años. Todo el tiempo he tenido la sensación de que usted logra asomarse a la que busca con esa visión libre de impurezas (verbales, dialécticas, históricas) que en el alba de nuestro mundo tuvieron los poetas presocráticos, esos que los profesores llaman filósofos: Parménides, Heráclito, Tales, Anaxágoras. A usted (y a ellos) le basta mirar en torno para que toda visión prosaica caiga en pedazos ante ese apoderamiento total del ser por su poesía. Julio Cortázar. Una voz única en la poesía del siglo XX. Octavio Paz
Plural esencial pretende ofrecer una muestra esencial del Pessoa plural. José Luis García Martín publicó en 1983 un estudio-antología dedicado a la figura de Fernando Pessoa. Desde entonces se ha ocupado de él en diversas publicaciones, entre las que pueden destacarse la biografía, Fernando Pessoa, Sociedad Ilimitada, y los Aforismos publicados recientemente por esta misma editorial.
Exitosa, madre de dos niñas y con el marido ideal, Maritza Fontana se siente realizada. Abogada en uno de los despachos más importantes de la ciudad, acaba de abrir un lujoso hotel boutique que la ha colocado además en la crema y nata de la sociedad. Sin embargo, precisamente en la noche de la inauguración, su hija Patricia no aparece por ningún lado. Al principio, Maritza lo atribuye a su carácter caprichoso, pero más tarde se entera de que un accidente automovilístico es la razón de su ausencia y el punto de partida de una vorágine de destrucción que pondrá de cabeza su mundo…
La escritora argentina Silvina Ocampo es una de las figuras más exquisitas, talentosas y extrañas de la literatura en español. Hija de una familia aristocrática, autora de libros que, al decir de Roberto Bolaño, parecen provenir de «una limpia cocina literaria», en torno a ella se han urdido mitos que envuelven no solo su obra, revalorizada con entusiasmo en los últimos años, sino también su vida privada: la particular relación que tenía con su marido, Adolfo Bioy Casares; su cambiante y chismosa amistad con Jorge Luis Borges, que cenaba cada noche en su casa; sus presuntos romances con mujeres, como la poeta Alejandra Pizarnik o la madre del propio Bioy; sus perturbadoras premoniciones; sus ambiguos conflictos con la olímpica Victoria Ocampo, su hermana mayor. En este libro, Mariana Enriquez, a través de una enorme cantidad de fuentes bibliográficas y testimonios de amigos, críticos, parientes y albaceas de Silvina Ocampo, cuestiona los mitos, descorre el velo sobre los secretos y mira con una intensidad única la vida de quien vivió con el afán de permanecer oculta. El resultado es el retrato emocionante de una mujer entrañable y oscura, inteligente y suavemente perversa, dueña de una imaginación desaforada (y de unas piernas espectaculares), a quien hoy se considera una de las mejores cuentistas del Río de la Plata.
Un amor más fuerte que el destino más oscuro. Soy el hijo de la oscuridad. En mi sangre corren gritos, colores, drogas y alcohol. Cometí muchos errores, el primero fue destrozar su alma. El alma más dulce… Y me quedé ahí, al costado de la vida, evitando que mi oscuridad engullera la luz de los ojos que amo, dejando que el dolor me consumiera. Hoy ardo en el infierno, uno incapaz de extinguir el deseo de volver a besar su boca.
¿Cuánta realidad hay en la ciudad inventada en las películas de Claasen? ¿Qué mueve la obsesión de un artista? Entre escenarios ficticios y acontecimientos de la vida real, el traductor Julián Molina trabaja para el último largometraje del excéntrico cineasta holandés Adam Claasen. La rutina apagada de Molina empieza a cambiar cuando se deja llevar por los misterios del universo de los rodajes: los escenarios y espacios, las obsesiones del director y, lo más importante, la búsqueda, que se contagia a todo aquel que entra en ese mundo.
Cerca de los cuarenta años, Rosario, una mujer que con esfuerzo ha logrado estabilidad en su vida, se enfrenta al dilema postergado de la maternidad. Tras recibir un diagnóstico que reduce sus posibilidades para fecundar, se embarca, junto a su pareja, en un proceso médico extenuante que modifica la cotidianidad y los proyectos que han construido juntos. Pero no es solo el impedimento de concebir un hijo lo que intensifica esta etapa de su vida, sino el examen de sus motivaciones personales, de sus recuerdos, y del mandato familiar y social que la compelen. Con un lenguaje sereno e introspectivo, Infértil, primera novela de Rosario Yori, le da cuerpo a una emotiva historia donde el anhelo materno se enfrenta a las dudas propias de la intimidad biológica y psicológica de sus personajes.
Condenado a la seriedad y a la impostura, Julio, el silencioso protagonista de este libro, acaba convenciéndose de que es mejor encerrarse en su cuarto a observar el crecimiento de un bonsái que vagar por los incómodos caminos de la literatura. Es ésta, como dice el narrador, «una historia liviana que se pone pesada», un relato elíptico y vertiginoso marcado por la inquietante desaparición de una mujer. Jorge Luis Borges aconsejaba escribir como si se estuviera redactando el resumen de una obra ya escrita. Y eso es, precisamente, lo que ha hecho Alejandro Zambra en este libro que –del mismo modo que un bonsái no es un árbol– más que una novela corta o un relato largo es una novela-resumen o, justamente, una novela-bonsái. Bonsái, el brillante debut narrativo de Alejandro Zambra (que inspiró la película homónima de Cristián Jiménez, estrenada en la sección Un certain regard del Festival de Cannes 2011), no es solo, en palabras de Leila Guerriero para el epílogo admirado que acompaña a esta edición, «una primera novela (...) que viajó hasta hoy intacta en sus capacidades»: es la obra de «un escritor con oído absoluto», en la que «cada párrafo es imprescindible», a la que «nada le falta, nada le sobra»; es, en fin, literatura recorrida por una «escalofriante sensación de vida» que se ha convertido ya en un clásico contemporáneo.
«¿Quién sentirá deseo sexual a los cuatro años? ¿De donde saqué ese diablo que me habita desde entonces?». Susurrando, jadeando, alhajado de lirismo en su grito rebelde con esta ofrenda insoslayable e impresa para todes, el gran José Arenas logra con creces liberarnos de tanto atavismo impúdico, más acá o allá de lo prohibido: nuestra patria gozosamente paria y sin límites para el deseo absoluto al fin desatado. Fernando Noy
«No les gustaba para nada, a los incondicionales del amor, la idea de que no se habían enamorado única y exclusivamente de la persona de la que decían haberse enamorado. El amor, les decía yo, era tan famoso y popular porque era la afición favorita de los enfermos, de los tristes y de los solos, el porcentaje más grande de la población mundial. Los enfermos, los tristes y los solos eran los más predispuestos a enamorarse, del mismo modo que eran los más predispuestos a creer en cualquier pelotudez y unirse a la primera iglesia que viniera a golpear a sus puertas. Los enfermos, los tristes y los solos estaban continuamente a punto de caerse de su propia historia, decía yo, y era una verdad irrefutable, a prueba de balas y a la vista de cualquier gil que tuviera ojos para ver».
El interior delirante que imperaba en Irreversible, las cáusticas “heroínas” de Hispania Help y Washed Tombs y la psicopatía cortante de Mordida se amplifican en estos quince relatos con la firma de Mercedes Estramil.
Pedro Juan Gutiérrez destilado en diecisiete relatos cubanos repletos de vitalismo, crudeza y sexo. Diecisiete relatos que funcionan como una sucesión de estampas cubanas. Un retrato de la vida en la isla a lo largo de tres décadas, de los años cincuenta a los setenta del pasado siglo, en tres escenarios privilegiados: Matanzas, Pinar del Río y La Habana. Sin embargo, este es un libro de cuentos que puede leerse también como una suerte de novela abierta o episódica, porque hay personajes que van reapareciendo en las sucesivas historias. En especial uno, Carlitos, al que conocemos de niño, y luego reencontramos convertido en recluta y en obrero de la construcción que quiere estudiar Arquitectura y sueña con convertirse en periodista. Vemos a Carlitos abriéndose paso en la vida adulta, viviendo entusiasmos y decepciones. Y relacionándose con mujeres que lo marcarán: la madre, la tía sofisticada, la vecina que se parece a Sofía Loren y le provoca ensoñaciones masturbatorias, la novia con la que vive una situación muy peligrosa, la joven divorciada, la mujer madura y virgen… Y como trasfondo de sus peripecias, asoman los cambios sociales y culturales que se produjeron en Cuba a lo largo de esas tres décadas. Pedro Juan Gutiérrez presenta en esta Mecánica popular un mosaico caribeño, repleto de vitalismo, conflictos, sueños y sexo. Viñetas de la vida cubana, una literatura arraigada a lo cotidiano retratado sin velos. Hay en estos textos visceralidad, crudeza, carnalidad y una pizca de melancolía por unos años que han quedado definitivamente atrás.
Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país. Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor? A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido. Poco después de su publicación, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia ya era el libro más importante de su autor, había sido traducido a diez idiomas, editado en veinticinco países y aclamado por la crítica. Pero había más para decir, y esta extraordinaria novela sobre los lazos que se tejen entre generaciones es publicada ahora en una nueva versión, corregida y ampliada, que ofrece, además, medio centenar de fotografías nunca antes exhibidas y un nuevo epílogo.
Una historia del uso de los hongos alucinógenos y el LSD desde la edad de piedra hasta Silicon Valley. Aparecieron (¿llegaron?) aquí millones de años antes que nosotros. Existen cientos de miles de especies, de las cuales solo conocemos un pequeño porcentaje. Su estrategia consiste en crear relaciones estrechas de convivencia, depredación y cooperación con sus ecosistemas. Cuentan con una inquietante mente desincorporada que se comunica a grandes distancias, entiende su entorno y planea cómo ocuparlo. Son fundamentales para la flora y la fauna: de no ser por ellos los suelos no estarían fertilizados y la materia muerta no se descompondría, con lo que la acumulación de desperdicios sería incontrolable. Sin ellos no habría bebidas alcohólicas, ni penicilina, ni cientos de medicamentos indispensables. Por si todo esto no bastara, algunos de ellos producen, sin que nadie sepa para qué, sustancias sin función aparente pero que cuentan con propiedades psicodélicas que logran franquear la rígida frontera hematoencefálica: es decir, que al ser ingeridas alteran la percepción y las funciones mentales. El planeta de los hongos es un ensayo acerca de nuestra historia con estos organismos. Se cree que desde antes de que apareciera el Homo sapiens los homínidos tuvieron visiones, experiencias místicas, placeres, terrores y revelaciones al consumirlos. De ser así, los hongos pudieron ser responsables, por lo menos en parte, de la expansión de la mente, el desarrollo de la cultura, la tecnología y las religiones. Desde la antigüedad, los humanos los han utilizado en el Medio Oriente, Siberia, Europa, África, Polinesia y las Américas. Este es un recuento de su insólito recorrido, de su aparente desaparición y su «redescubrimiento», de la explosión cultural que provocaron en la segunda mitad del siglo XX y del impacto que tiene su reciente resurgimiento.
La vida de un solo pandillero ilustra uno de los conflictos más sangrantes de Latinoamérica: un reportaje exhaustivo e iluminador. ¿Qué tiene que ver la Administración Reagan con el asesinato de más de cincuenta personas a manos de un pandillero centroamericano? ¿Qué relación existe entre la ciudad de Los Ángeles de los setenta y el violento occidente salvadoreño del nuevo siglo? ¿Cómo unos migrantes adictos al heavy metal terminaron pariendo la pandilla más conocida y temida del mundo? ¿Cómo de osado sería explicar un genocidio indígena, los procesos de producción del café en El Salvador y una guerra civil de doce años para comprender a un asesino de la Mara Salvatrucha 13? ¿Cómo puede el Estado salvadoreño quedar en deuda con despiadados sicarios? Esta insuperable crónica plantea muchas preguntas y ofrece alguna res-puesta. Una de ellas es la vida de Miguel Ángel Tobar, el Niño de Hollywood, de la clica de los Hollywood Locos Salvatrucha de la MS-13. A través de su historia, los hermanos Martínez nos invitan a reflexionar sobre el origen, las causas y las consecuencias de uno de los peores conflictos sociales de Centroamérica.
César Vallejo es, sin lugar a dudas, uno de los poetas en español más importantes de todos los tiempos. Su obra, de gran influencia en la literatura posterior, hizo saltar en pedazos la lírica occidental y sigue siendo "rabiosamente contemporánea" (La Vanguardia). Aunque partió del modernismo, pronto avanzó hacia la búsqueda de nuevas posibilidades expresivas. Con Trilce -"el más radical de los libros en lengua española" (Julio Ortega)- alcanzó a crear un nuevo lenguaje poético que lo situó como una de las cumbres de la poesía de vanguardia a nivel mundial. Su poesía escrita en Europa, casi toda póstuma -los llamados Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz-, no abandona la necesidad de explorar las máximas posibilidades de la palabra, que se impregna más abiertamente de referencias políticas e históricas, y se constituye, según muchos críticos, como lo mejor de su producción.
"Ya egipcios, romanos, chinos y japoneses tenían cuentos con fantasmas, seres transformados o magos que envían cocodrilos mágicos a casa de sus enemigos. La vieja pregunta es ¿por qué seguimos leyendo (o pidiendo que nos cuenten) historias terroríficas? En primer lugar porque nos divierten mucho. Es cosa clara. Todo lo que ‘abre puertas’ gratifica. Pero hay todavía una razón más profunda: los monstruos existen en serio y todos lo sabemos".
En Paso Chico los dueños de las calles son el barro y los perros. Marga nació hace trece años y nunca fue más allá del río. El pueblo es una trampa en la que un buen día cae Recio, aparecido abajo del sauce a la hora de la siesta. Los pescadores lo vieron llegar, dicen, quién sabe de dónde. Los días de Marga y Recio se cruzan y se descruzan caprichosos, con una sordidez contenida, casi que desapercibida, como es la violencia de estos personajes que, en su primera novela, Eugenia Ladra pone a vivir a través de sus propias voces. La belleza, que parece esquiva en Paso Chico, se derrama casi sin querer en cada frase de Carnada. «En las calles solo había aguaciles muertos, y en las casas el letargo estaba apoyado en todas las cosas, incluso las que todavía intentaban movimiento: la señal de los televisores yendo y viniendo, los ventiladores girando sobre sí mismos y las respiraciones calmadas de los gurisitos dormidos.»
Los objetos cotidianos se hacen añicos, la palabra se construye sobre las ruinas, se va colando entre los golpes de hacha sobre un tronco joven, con el viento que anda entre los vestidos, en el roce de los brazaletes, en frases pegadas a la música que suena en un comedor invisible. Este pequeño libro está hecho de paisajes imposibles, fantasmales, de manchas de humedad que crecen en la memoria, de árboles y lagos y mitos. De una potencia poética que llega a doler. Léase con precaución. La intervención de imágenes distorsionadas con agua que propone Caro Ocampo dan cuenta del desborde de las palabras de Circe, que rebasan los límites de su propia experiencia y generan una memoria compartida. Así, la artista busca en su álbum familiar una relación plástica con estos fragmentos espectrales, en los que una inundación irrefrenable actúa sobre el recuerdo: «lo conserva al mismo tiempo; lo envuelve, lo protege y lo oculta para siempre de nosotros»
¿Cómo se enfrenta el autor a la hoja en blanco? ¿Cómo defiende el docente de Literatura un texto que lo desborda y que solo puede destruir en la clase? ¿Cómo se exhiben en palabras las ideas, las intuiciones que imantan al escritor? ¿Qué se pretende al escribir? ¿Qué se hace con lo leído? Apuntes es una reflexión autobiográfica, el relato de una búsqueda vital, pero se vuelve una lección sobre lo secretos de la escritura, una clase del poeta, profesor y tallerista.